Reece entendió perfectamente lo que Skylar quería decir.
—Nadie lo sabrá. Quedará entre nosotros.
Skylar se sintió aliviada al oír esas palabras.
—Gracias, Reece.
—Tú eres lo único que me importa. Si tú me valoras, nada más importa.
El afecto de Reece incomodaba a Skylar. Solo lo estaba utilizando, no sentía nada real por él. Pero para mantenerlo de su lado, tenía que fingir.
—Mientras estés conmigo, mi corazón es tuyo —dijo en voz suave.
Cuando terminó la llamada, Skylar puso los ojos en blanco y arrojó el teléfono a la cama. Se recostó, y su mirada se tornó fría y afilada.
Una vez que se deshiciera de Bianca, Reece sería su próximo objetivo.
Por su parte, Bianca revisó su agenda y liberó un espacio para hablar con Reese.
Eligió un restaurante tranquilo cerca y la invitó a almorzar.
Pero justo antes de que pudieran verse, Leonel llamó de repente diciendo que quería unirse.
—Leonel, necesito hablar con Reese al mediodía. No nos interrumpas, ¿sí? —dijo Bianca con un tono algo mole