El eco de la gala seguía retumbando en las esferas altas. Aunque Aelin no había revelado todo su rostro, su voz, presencia y nombre bastaron para encender todas las alarmas.
No era una dama misteriosa. Era una amenaza real.
En un despacho oculto, tres hombres se reunieron.
—Ella no puede continuar —dijo el primero, un financiero internacional que había hecho fortunas con contratos turbios que ahora se veían comprometidos por la aparición de Vólkova.
—Su exposición es peligrosa —agregó el segundo, vinculado a antiguos negocios con Leonard, que estaban siendo auditados desde la gala.
El tercero, de perfil bajo pero con poder en los círculos de inteligencia, habló con calma:
—No solo debemos silenciarla. Debemos borrar toda legitimidad.
Su nombre debe ser vinculado al miedo, no a la admiración.
—¿Y cómo lo haremos?
—Con el método más antiguo de todos. Primero… la desacreditamos.
===/===
Mientras tanto, en la residencia Vólkov…
Sasha irrumpió en el estudio con el móvil en la m