C65 –AL MUNDO HUMANO.

Elizabeth corría con todas sus fuerzas, arrastrando a Melinda de la mano, mientras las antorchas de los centinelas rebotaban entre los árboles a sus espaldas. El crujido de ramas, los gruñidos bajos y los pasos acelerados de los lobos transformados los perseguían como una sombra implacable.

El corazón le golpeaba con tanta fuerza en el pecho que temía que fuera a desgarrarle la carne.

De pronto, en medio de la oscuridad, chocaron contra un cuerpo sólido. Elizabeth cayó de rodillas, protegiendo a Melinda con sus brazos, y al alzar la vista, lo reconoció al instante.

—No… —su voz se quebró como cristal—. Armand.

Era el beta de Tobias. Al verlo, el miedo le recorrió las venas como hielo. Se puso de pie de un salto y retrocedió, arrastrando a su hermana consigo.

—Por favor… —suplicó, con la respiración entrecortada.

Armand la miró confundido, pero al girar la cabeza y agudizar el oído, captó los pasos y gruñidos que se acercaban desde el castillo de Gideon. En ese mom