Salió de su habitación a toda prisa. Necesitaba descargar su enojo con algo.
Se había puesto ropa deportiva y llegó hasta la cocina para tomar una botella de agua y salir a trotar un poco en los alrededores.
Se encontró con su prima y un pequeño desastre en la cocina.
Al parecer, intentaba cocinar algo, pero, por lo que se dio cuenta, las mujeres de esa familia estaban peleadas con los instrumentos de cocina.
Tenía la ropa manchada con salsa, harina en la cara y parecía que tenía un fideo en el cabello, pero no quería averiguarlo.
Intentaba salir de ahí cuando Chelsea se dio cuenta de su presencia.
—¡Mónic! ¿Ya te sientes mejor? —La efusividad y el tono de su voz no se llevaban bien. Era demasiado chillón para subir un poco la voz.
—Sí, gracias, estoy mejor. Pero tú, ¿qué es lo que haces? —Ya que estaban conversando, necesitaba saciar su curiosidad.
—Intentaba hacer pasta. Creí que era lo más fácil. Es que tengo un invitado —le dijo emocionada.
—Mira qué bien, pero yo te aconsejo que