Mientras Logan retiraba el cuerpo de Chelsea del suyo, no podía dejar de pensar en Mónic. En lo que estaría pasando por su cabeza en esos momentos.
Sabía, por la manera en la que le había hablado, que las cosas entre ellos habían vuelto a como cuando se conocieron.
La manera fría y distante con la que le hablaba era la primera señal para saberlo.
Había sabido desde que aceptó la cita con Chelsea que no había sido buena idea, y ahora comprendía por qué había sentido eso.
—Pero no vamos a quedarnos aquí toda la noche, ¿verdad? —preguntó Chelsea, intentando bromear para desaparecer el mal momento en el que estaban.
Logan aún seguía estático, mirando el final de la escalera, justo por donde Mónic había desaparecido.
—Este… sí, vamos —ella lo arrastró por el brazo hasta la sala, donde estuvieron conversando mientras “estaba la comida”. Más bien, en lo que llegaba.
Logan permanecía en silencio la mayoría del tiempo. Simplemente, se limitaba a escuchar a aquella muchacha.
Por lo menos, inten