Las cosas entre ellos ya iban mucho mejor, pero aún tenían ciertos desacuerdos.
Para Mónic, el trabajo no se discutía; ella vivía para eso, y nadie podía quitárselo.
—Quiero que te vayas —le ordenó seria, con la mirada enojada.
—Me voy, pero mañana paso por el libro, y tú te quedas aquí —sin más, se dio media vuelta y salió a toda prisa.
Ambos estaban molestos.
Mónic porque no toleraba que le dieran órdenes, y menos referente a su trabajo.
Logan por lo testaruda que estaba siendo esa mujer.
No entendía que debía cuidarse; necesitaba estar relajada, y en la oficina era lo último que haría.
Menos, porque tenía la presión de terminar específicamente ese libro.
Lo que no estaba en el informe era que ya tenía fecha de llegada.
Sería en dos semanas justamente, y era muy poco tiempo para tener el libro listo. Así que eso, definitivamente, la estresaría.
Al día siguiente, tal como lo dijo, Logan llegó a la casa. Le había pedido a la Nana que ella misma tomara el libro y se lo entregara.
Sabía