- ¿Qué sucede, Thiago? Desde el viernes que te llamaron estás raro, ¿Tienes problemas en el trabajo? -dijo Darla preocupada por la inquietud que presentaba el hombre a su lado mientras daba vueltas en la cama sin poder dormir.
- No es nada, solo son temas de trabajo que mañana mismo resolveré… -dijo Thiago tratando de que Darla no le hiciera más preguntas.
Darla no era tonta, sabía que todo lo que rondaba en la cabeza de su futuro marido tenía nombre y apellido.
Thiago no había tenido un fin de semana tranquilo, pues la reacción de Dayana no la esperaba, por años ella había dependido emocionalmente de él, ella no era alguien que diera un paso sin consultárselo, ella se conformaba con una caricia, una mirada o una simple frase.
La mujer que vio el viernes marcharse de la mansión le recordó a la mujer que vio en Portugal mientras jugueteaba en aquella playa.
Cuando ella le lanzó aquellas últimas palabras, le recordó a la chica de 17 años que deseó no volver a volver a verlo después de sa