Heinrich, al ver la afirmación de Dayana, inmediatamente posó sus labios en los de ella, sintiendo cómo ella correspondía con la misma pasión e incluso el deseo era algo que no podía ocultar.
- Lle… Llevo 4 años sin… -dijo Dayana tratando de explicar su inexperiencia.
Para aquel hombre, eso no importaba, él había prometido una noche llena de seducción y placer, lo que hubiese pasado tiempo atrás no tenía relevancia, por lo que, tratando de callar aquellos miedos, continuó besándola con pasión y un deseo ardiente por poseerla.
Sus ágiles manos comenzaron a deslizar aquel suéter holgado que llevaba puesto, dejando así expuestos unos bellos senos cubiertos con un delicado sostén de encaje color beige.
Tal como lo había dicho, él probaría cada centímetro de su piel, por lo que con sumo cuidado fue deslizando los tirantes de aquel sostén, dejando a la vista aquellos hermosos senos que un día sirvieron para alimentar a un bebé.
Dayana en su vida jamás le había tocado experimentar algo así. H