Dayana quedó sorprendida ante dos cosas; la primera era la presencia de Thiago y su apariencia, la segunda era la pregunta que acababa de lanzarle sin importar que estuviera un extraño con ella en la entrada.
El hombre emanaba un aura fría, intimidante y parecía ser que estaba a punto de matar a alguien, pues no quitaba los ojos de aquel joven James, el cual se encontraba en el lugar y momento equivocados.
- ¿TÚ quiÉn demonios eres? ¿Por qué traes a mi esposa a estas horas? ¿Quién carajos te crees? -gritó Thiago lanzándole una mirada asesina al pobre James, quien era alto, pero no era tan fornido como Thiago.
- Señor Miller, será mejor que se retire, ¡Muchas gracias por su ayuda! Espero no haber causado molestias a su jefe. Dígale que, ¡Muchas gracias por ayudarme anoche! -dijo Dayana despidiendo a James con una sonrisa un tanto forzada.
James dudó un poco, pero al ver que Dayana le lanzaba una mirada que indicaba que se fuera, subió a su elegante auto y se retiró sintiendo una extrañ