Tras todos los movimientos que llevó a cabo, Theo dejó claro que nadie podía meterse con él y seguir intacto como todos pensaban.
Theodore Howard siempre había sido un hombre discreto, pero hoy día, todo Nueva York que sabía quién podía ser capaz de ser.
Por otro lado, Anya había solicitado permiso en la escuela, pues una, el hecho de hacer pública su relación, todo el mundo buscaba cómo acercarse a ella y buscar el favor del duque.
La otra, el embarazo, había resultado más cansado de lo que creía, por lo que al menos casi las primeras doce semanas ella había sufrido de náuseas, dolor abdominal, mareos y demasiado sueño.
El doctor Schwartz le había dicho que todo ello era normal, por lo que no tenían nada de qué preocuparse, así que mientras ella siguiera las indicaciones y tomara todas sus medicinas, todo estaría en orden.
Robert dirigía la compañía desde la oficina y Theodore revisaba temas desde casa. Él, por ningún motivo, quería dejar sola a Anya, menos viendo en el estado en