Luego de las fiestas decembrinas en donde Dayana hizo lo mejor que pudo para hacer que el pequeño Rui pasara una buena Navidad, ella decide ir a ver a su mejor amiga.
Le lleva flores, pero cuando llega a la tumba, se percata de que alguien más está ahí, sentado en el pasto que cubre la tumba.
Al acercarse, se da cuenta de que es su primo y no puede evitar sentir un pinchazo en el estómago.
- ¿Gabriel?
Al escuchar una voz que lo llama, rápidamente limpia sus lágrimas y trata de recomponerse.
- ¿Qué… ¿Qué sucede?
- ¿Cómo estás? -dice Dayana quitando el ramo de flores que había llevado unos días atrás y colocando uno nuevo.
- Bien… Supongo… -dijo el hombre sin querer mirarla a los ojos.
- Gabe… Déjala ir, ella necesita descansar, ella ya se nos fue… -dijo Dayana con la voz quebrada.
Gabriel poco a poco se fue incorporando, no quería ver a nadie, no quería platicar con nadie, solo quería estar ahí, solo quería… Solo quería regresar el tiempo y poder estar con ella, poderla ayudar.
- Gabe