Mientras Dayana y Gabriel sufren la ausencia de Liliana, en Nueva York, la vida sigue su curso.
La decisión de Anya podría parecer egoísta, pero esa era la única manera que Anya tenía de tomar las riendas de su vida y, de salir libre de la vida que Luis Cedeño le tenía preparada.
Anya continuaba con sus clases, ya no se quedaba en el instituto. Todos los días un chofer la llevaba a Juilliard y la iba a recoger a la hora que saliera del lugar, todo mientras Theo iba a la oficina, tal como hoy.
- ¡Buenos días, mi querido duque! -dijo Robert entrando a la oficina.
- ¡Buen día, Robert! ¿Cómo estás? -dijo Theo revisando unos documentos.
- ¡No mejor que tú…! Debo reconocer que luces más fresco, más jovial…
Theo levantó la vista y sonrió, aquella sonrisa ya era algo común en él.
- ¿Tienes un momento? -pregunto Robert con interés.
- Sí, dime, ¿Qué sucede? -dijo Theo, levantando la mirada y dejando el bolígrafo a un lado.
- Theo, definitivamente esto era algo que anhelaba ver en ti, definitiva