Anya y Theo regresan a casa luego de un largo día fuera de esta, Anya trae el rostro congelándose. Al abrir la puerta, Anya es recibida con la calidez de su hogar, mira hacia el sofá y la piel se le eriza de pensar en lo que estuvieron haciendo toda la madrugada.
Theo le desabotona el abrigo y se lo quita para colgarlo en el armario, ella da un respingo ante aquella acción. Ella poco a poco se va acostumbrando a la nueva actitud de aquel hombre, pues ahora la trata como si cuidara lo más valioso de su vida.
- Theo, ¿Quieres café?
Theo la observó y la atrajo hacia él, le dio un cálido beso en los labios y dijo:
- Lo que tú desees tomar, para mí, está bien.
Luego de ello, caminó hacia la sala de estar, levantó toda la ropa que estaba en el suelo, mientras que Anya preparaba un poco de café.
Una vez que todo estaba listo, Theo encendió la chimenea y ambos se sentaron en aquel sofá donde hasta hace unas horas ambos libraban una batalla llena de besos y caricias.
Anya se acurrucó en