Era Navidad y en casa de la familia Cedeño el ambiente no parecía el mismo de hace tan solo un año.
Si algo se le reconocía a la familia Cedeño era por sus elegantes y costosas cenas de Navidad, donde innumerables políticos y empresarios se daban cita para pasar un rato de convivencia con Luis Fernando Cedeño y su familia.
Hoy, distaba bastante de lo que hasta hace un año era, la casa no estaba adornada, Cinthia estaba molesta, pues su viaje a Aspen fue cancelado por Luis, pues estaba reciente la muerte de Liliana y no podía ser que ellos ya estuvieran de fiesta.
Además, otras dos cosas preocupaban a Cedeño: una era su madre, Talina, seguía en el hospital y sinceramente ya los médicos le habían dicho a Cedeño que debía tomar una decisión. Ella ya no podría volver a la normalidad, ella ya solo vivía porque los equipos la dejaban vivir.
La otra cosa que perturbaba a Cedeño, era prácticamente el dinero, sí, ese maldito dinero que desde hace 18 años no lo dejaba dormir. Antes de que Li