Austin respira hondo, conteniendo las ganas de golpear la pared. Celine se deja caer en el sofá y comienza a llorar en silencio.
—Dios mío… —susurra—. Esto está mal. Todo está mal. Mi hijo... no debería cargar con esto.
Austin se arrodilla frente a ella y toma sus manos.
—Prefiero que me odie a que viva en una mentira toda su vida. Demetrio no puede quedarse con él, Celine. Es mi hijo.
—Lo sé —dijo ella, secándose las lágrimas con el dorso de la mano—. Pero… ¿cómo vamos a sobrevivir a esto?
Cassius se despertó en medio de la noche. Había tenido una pesadilla: su papá Demetrio lo dejaba solo en un lugar oscuro mientras su mamá lloraba. Se removió inquieto en su cama, abrazando su peluche, pero escuchó algo. Eran sonidos raros, como gemidos y golpes suaves.
Se levantó en silencio, descalzo, caminando por el pasillo. La puerta del cuarto principal estaba cerrada y desde ahí venía ese sonido. El abre con cuidado y se asoma despacio.
Primero vio a su mamá, Celine, con la cabeza echada haci