JULIA RODRÍGUEZ
Cerré la puerta de la habitación con suavidad, sin intenciones de despertar a Mateo. Me giré para verlo dormir en la enorme cama, ajeno a todo lo que acechaba como un cazador silencioso.
Había tantos peligros alrededor que amenazaban con tocarlo que la piel se me erizó. ¿Cómo tomaría el hecho de que Liliana estuviera embarazada de Santiago? De por sí su identidad estaba recibiendo suficientes golpes para poder comprender lo que significaba que el hombre al que quería como padre tuviera un hijo con una mujer que no era su madre.
Me acurruqué a su lado y acaricié sus cabellos. Se parecía tanto a su padre, más cuando dormía. Me hacía recordar esos momentos de paz donde Matthew soltaba su gesto cruel y frío y parecía incluso vulnerable cuando estaba dormido a mi lado.
Acomodé el osito entre sus brazos, lo estrechó con fuerza, reconociéndolo entre sueños, mientras yo me acomodaba a su lado y lo veía dormir en paz, pero no podía simplemente ignorar como la vida tranquila q