MATTHEW GRAYSON
—Sé que todo parece muy extraño y repentino, pero eso se debe a tu pérdida de memoria —dijo Sharon mientras yo permanecía sentado en el borde de la cama. La habitación aún era un caos al igual que mi mente.
De pronto sentí como la cama se hundió detrás de mí, era ella, apoyándose en sus rodillas para acercarse. Sus brazos se enredaron alrededor de mi cuello, su mejilla se apoyó contra la mía, su aroma cosquilleó mi nariz y me revolvió el estómago.
—Creo que deberíamos de ir pensando en darles un nieto a tus padres… ¿no crees? —preguntó antes de dejar un beso en mi cuello que me generó escalofríos, pero no de una manera agradable. Me quité sus manos de encima, apartándola suavemente, aunque en el fondo quería solo arrojarla lejos—. Matt… lo de tu accidente fue una señal.
—¿Una señal? —inquirí con una sonrisa fastidiada mientras me levantaba de la cama.
—Eres el único hijo de los Grayson, y no solo llevas sobre tus hombros su herencia, sino también la de mi familia. Re