SANTIAGO CASTAÑEDA
—¿Santiago? ¿De qué está hablando Carl? —preguntó Julia desde arriba, con la mirada cargada de horror.
Me encogí de hombros, cansado, y negué con la cabeza antes de voltear hacia ella. Nuestros ojos se encontraron y ni siquiera supe por dónde empezar.
—Liliana y Javier se van a casar. —Noté como el rostro de ambas cambiaba a sorpresa mezclada con el amargo sabor de la traición—. No sé qué está tramando Lily, pero confío en que no nos ha traicionado. Ella jamás lo haría.
—¡Mató a Rita! —gritó Carl y yo cerré los ojos como si hubiera presenciado un accidente catastrófico—. ¡¿A eso llamas no traicionarnos?!
—Teóricamente, ella no la mató —respondí intentando manipular la semántica.
—Pidió su cabeza como regalo de compromiso… —siseó Carl comenzando a exasperarse—. Javier era el arma, pero ella fue quien decidió jalar el gatillo.
Quería esforzarme por comprenderlo, por sentir simpatía por Carl, pero… ¡por favor! Rita era un dolor de huevos. Sí, lo que le pasó fue… tris