Un bebé en navidad.
Por Savannah Lewis
—¡Mierda! Esto duele muchísimo — grito al sentir otra contracción y como mi porotito va encajándose en el canal de parto.
—Tranquila, mi Moritas. Ya estamos llegando.
—Respira con nosotras, ya Hannah está con la pediatra esperándonos.
—Deja de gritar, Val. Me lo has dicho como diez mil veces.
—Perdón, perdón.
—Vannah, estamos a cinco minutos, voy lo más rápido que puedo con esta nieve.
—Agustín, tú maneja tranquilo. No queremos provocar un accidente. ¡Cuidado! ¡Te acabas de saltar un rojo!
—¿Daria? ¿Puedes ver?—Pregunta Lamas y yo estoy que grito nuevamente por otra contracción.
—Luego te explico, por favor pon atención en la ruta, nuestra sobrina es lo más importante.
—Por lo que más quieran, dejen de discutir y… Ah… ¡Mi bebé quiere salir!
El dolor era punzante y la necesidad de pujar ya no la estaba aguantando me superaban, mi niño bonito me tenía tomada de la mano y con la otra masajeaba mi vientre que estaba duro como una piedra.
No sé si fue