Un concierto muy especial p1
Por Rocío Arismendi
—¡Qué me parta un rayo! Juro que nunca más vuelvo a tomar ese Rompope que hace Glorita— bufo en mi cama con una resaca de la puta madre después de todo el alcohol que bebí en esa casa.
Me encontraba en mi departamento y por suerte no tenía que ir a trabajar, gracias a mi queridísimo jefe, James O’Connor.
En definitiva, me había quedado más del tiempo presupuestado con ellos, no me quise ir porque no podía dejar a la deriva ese barco y las chicas me entendieron, o eso creía yo.
Son las dos de la tarde y me levanto para prepararme una taza de café negro como mi alma, dejo la cafetera puesta y busco en uno de los cajones alguna Aspirina para quitarme el maldito dolor de cabeza que me traigo.
En eso escucho que mi teléfono suena y comienzo a buscarlo, con el parto de Vannah y el escándalo que se armó nos quedamos hasta las cuatro de la madrugada con los niños y cuándo ya supe que estaba todo bien me despedí de los que quedaban en casa y me