Nieve p2
Por Adrien Powell
—¡Mel!— fue lo último que dije y todo se vino a negro…
Caí en un letargo profundo u cuando me desperté me veía jugando para los New York Rangers y en la primera fila estaba sentada ella, mi hermosa esposa que sostenía en sus brazos a nuestra bebé.
El pitazo final sonó y alcé mis manos en señal de triunfo, habíamos ganado la quinta Stanley cup y me alzaba como el mejor capitán de la historia de los Rangers.
Moví mis navajillas en dirección a ellas para celebrar el triunfo y los bracitos de nuestra bebé se estiraban hacia mí.
—Felicidades, idiota. Te amo…
Me decía ella y cuando estaba a punto de abrazarlas ambas desaparecían y volvía a quedar solo.
—¡Mel!—volví a gritar y abrí mis ojos. Me encontraba en la cama de un hospital con la cabeza vendada y el cuerpo adolorido, traté de incorporarme, pero el dolor no me lo permitía, en eso escuché que la puerta de mi habitación se abría y unos pasos que conocía se acercaban, pero algo se escuchaba extraño. Volví a cer