Capítulo 10

Desastre Navideño p3

Por Enzo Di Rossi

Unas horas antes del desastre...

Todavía no entiendo qué m****a es lo que hago en el departamento de Jex, con la pañalera de mi hijo en mi hombro y tres pares de ojos mirándome como bicho raro.

—¿Me puedes decir que haces aquí, Di Rossi? — me pregunta mi querido némesis, ese que a veces, sólo q veces me saca un poquito, sí, también un poquito de celos por su relación con mi amada Fatina.

—Me creerás que me estaba haciendo la misma pregunta, todavía no puedo creer que mi Fatina haya hecho un escándalo por una nimiedad.

—¿Nimiedad? ¡Una nimiedad! — ¿dónde fue que escuché eso?—. Enzo, estás igual o peor de idiota que este pendejo de Jex. Es que yo vuelvo a decir, esas cosas no se dicen, sobre todo cuando la bruja está en casa.

—Papi, pero es que tú le tienes más miedo a mamá que a el fantasma de las navidades futuras.

—Shuuuu, Tommy. No me delates.

Todos nos reímos por lo que acaba de decir mi sobrino y veo la cara que pone mi cuñado y mejor amigo, literal, estamos fritos.

—Yo solo digo, pero ahora necesitamos ponernos de acuerdo no solo para comprar el árbol de navidad, sino que en la forma de que nuestras mamis vuelvan con nosotros, ¡Dios, me siento tan culpable! Ahora los tendremos que soportar a ustedes.

—Ey, pendejillo. Conmigo no cuentes, yo voy de salida, tengo una cita.

—Con una compra de un árbol de navidad, ni se te ocurra escaparte, también te reíste de este estúpido.

—¡Ya basta, con pasar el trapero conmigo! O sea, la cagué, sí lo asumo, pero ya córtenla y vayamos por el mentado árbol, como dice Thomas. Sarita, hermosa. Puedes ir a hacer pipí antes de salir.

—Nosotras la ayudamos — dice mi hermosa Cata, tomando de la mano a Sarita que aún nos mira con cara de pocos amigos.

—Estoy de acuerdo con Jex, vamos a comprar los árboles para nuestras casas, para luego averiguar donde están esas brujas.

—Tranquilo, galán. Se llevaron a Lamas, así que sabremos donde estarán.

—A propósito, ¿Supieron que la Hermana de cuñis despertó?

—Por supuesto, idiota ¡Somos Scott, no O’Connor!

—¿Sería posible que dejaran de tratarse como las pelotas y enfocarnos en lo que es importa?

—Perdón, perdón, señor yo soy perfecto— miro retando a mi cuñadito y juro que estamos a punto de los golpes cuando Tommy nos saca.

—Papi… Tío Thomas…— y ahí veo que Alondra nos mira con esa carita de borrego.

—Está bien, cariño. Mejor preparemos a Mateo para salir a comprar el árbol de navidad de Sarita.

—Y el de papá, Alma me acaba de mandar un mensaje —¿WTF? ¿Por qué le escribe a él y no a mí? — . Y no me mires así, recuerda lo que pasó hace tres años.

—Eso no justifica que te haya escrito a ti — digo molesto —. Que esté molesta no obsta a que me lo pida, sabe que lo haré.

—A veces pienso que mi hermana te quemó el cerebro, ¿no ves que está enojada contigo? Y lo peor  es que nos recuerda la tontería que hizo papá.

—Sí y todo por pensar que esto era una nimiedad y lo de tu papá, ni me lo recuerdes.

—Ahí fue donde todos la cagamos, pero bueno, vamos a hacer lo que tenemos que hacer—Ahora entiendo cuando Alma dice eso de que en esta familia salen las Umbridgericosas y me dio un escalofrío —, luego llamamos a Lamas para qué nos diga donde están.

—Tienes razón— me rindo ante esaa palabras y Jex que a penas ha hablado, toma las llaves de la camioneta, la pañalera de Jexito, un bolso de Sarita y se cuelga a su bebé.

—Vamos…

Llegamos al Tree Riders y debo decir que nos veíamos como los más sexies padres en su día de visita, pues todo el mundo nos mira de pies a cabeza. Cada uno se preocupa de su prole y con sumo cuidado nos organizamos antes de entrar.

Thomas abre el maldito coche triple e instala a los pequeños angelitos.

—Jex se coloca la cangurera al igual que yo, suerte que tenemos uno solo pequeños y que hasta el momento ninguno de esos cuatro se ha puesto a llorar.

—¿Biberones? — pregunta Jex como si esto fuera una misión imposible de sortear.

—Listos—decimos al mismo tiempo con Thomas.

—¿Pañaleras?

—Confirmadas—suelta Thomas y yo me río de sus ocurrencias.

—Tío insidioso.

—Te estoy escuchando, Lester y sí, estoy listo.

—¿Pequeños demonios? —Y he ahí el problema, miramos hacia todos lados y mis hijas, Sarita y Tommy ya van corriendo al local.

—¡Niños, esperen! — grito casi desgañitando mis cuerdas vocales y los cuatro se detienen nos miran y fruncen el ceño.

—Si no se apuran, nos quedaremos sin árboles de navidad, tío —Sí, ese es Tomás el que me responde con su cara de niño bueno. De seguro quiere que santa lo premie.

Niego con mi cabeza y comienzo a caminar junto a los chicos para alcanzar a nuestros pequeños.

—Mira papi, ese tiene las hojas verdes como los ojos del tío Newtt.

—¿Algo más en que podamos basarnos para elegir el árbol, cariño?

—Yo creo que sería mejor ese que es más frondoso y mira que alto es tío.

—Tienes razón, se ve bonito. Oye Thomas…

El muy idiota de mi cuñado, junto a el otro idiota de O’Connor están rodeados por el fan club de madres adora hombres con bebés a cuestas y de la nada veo a Jex con su celular sacándole fotos.

—No me mires así, es evidencia para que después no me sigan atacando.

—Idiota, pero por favor graba lo que voy a decir— Jex me da la señal de Okey y utilizo todas las artes escénicas que he aprendido de mi fatina en todo este tiempo— Niños, esto no lo hagan en casa, ¿de acuerdo? —les guiño un ojo y endulzo la voz—¡Thomas, cariño! Te necesito aquí, las gemelas quieren que elijamos nuestro arbolito en familia.

El idiota de mi nuevo amor vuelve su cara como la niña de poltergeist hacia mí y Chris, tose, para disimular la risa. Mis hijas nos miran con cara de circunstancia y Jex aplaude mientras sigue grabando.

—Sí, Chris, cariño. Tú también mueve ese trasero respingado hasta aquí, no quiero que Jexito se vaya a resfriar.

—¿Cari qué? Jex, qué m****a estás.

—¡Papi, ya hablo mi papi Jex, apúdate!

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP