Jaya arrugó sus cejas.

—¿Y qué tiene que ver Liliana en todo esto? Es decir… no entiendo, ¿por qué ella lo sabe? ¿Quién le dijo qué?

Adam absorbió por su nariz.

—Ella quiere cenar con ustedes. Todos juntos. Karim, tú, ella y yo.

Jaya puso los ojos como platos.

—¿Perdón? ¿Por qué?

Adam la miró, también le parecía que la idea de Liliana era absurda. Su respuesta fue encogerse de hombros.

—Adam… ¿Liliana sabe de mí? ¿Sabe que tú y yo…?

El abogado se echó a reír.

—Ah, querida amiga. Quid Pro Quo. Aún no me he enterado con exactitud qué te trajo aquí. Intentas convencerme a mí, a la persona que más te conoce, que Jaya Takur se dejó vencer por un accidente en el gimnasio. ¿Has visto las marcas en tu rostro? No entiendo por qué sigues tapando el maltrato de tu esposo. ¿Crees que no me enteraré allá afuera de lo que te pasó? —Señaló la puerta. Adam se levantó de la camilla—. No le prestes atención a Lili. —Su celular sonó, el mensaje indicaba que ya debía irse—. No sé hasta dónde quieres