Más tarde.
✧✧✧ Salón de banquetes ✧✧✧
En el imponente salón de fiestas de la antigua mansión Ainsworth.
El amplio salón iluminado por los elegantes candelabros de cristal, era envuelto por la música suave de la orquesta contratada que alegraba el ambiente.
Los centros de mesa no eran simples arreglos florales, eran pequeñas esculturas de cerámica pintadas con elegancia por Rosalind. Cada una con detalles únicos, llamativos, distinguidos y a la vez atractivos, que acompañaban a la decoración de lirios blancos y azules, los favoritos de esa hermosa artista.
Los invitados estaban fascinados, la música, los colores claros en degradados de cremas, mezclados con colores de oro y plateado, resaltaban en el salón. Murmullos positivos se escuchaban.
—Dios… ¿realmente es pintora? —comentó una dama, observando la firma en una de las piezas—. Si logra esto en una simple decoración, ¿qué no hará con una escultura monumental?
—El señor Ainsworth tiene gustos excéntricos, pero muy sofistic