Tililing~ Tililing~
Resonó el teléfono del CEO.
Rosalind dio un salto, como si la hubieran despertado de un sueño prohibido, y apartó la mirada de golpe.
Él observó a la pantalla del celular. Era su madre.
—¿Sí? —respondió Donovan—. No, no pienso quedarme. Tengo una reunión mañana temprano. Sí, en un momento bajo.
¡Rosalind sintió una molestia en su pecho al escucharlo hablar!
"¿Qué esperaba?, claro que es muy ocupado. No puedo hacerlo perder su tiempo… Esto no es un juego… Y este no es un verdadero matrimonio…"
Pensó esa rubia, yendo hacia la puerta, y abriéndola para él.
Él finalizó la llamada.
—¿Tienes que irte, no es así?, cuídate camino a casa.
Él se acercó a la puerta, y detuvo sus pasos justo frente a Rosalind.
—Recuerda —se giró al salir por la puerta—. Puedes hablar conmigo de cualquier detalle cuando quieras.
Rosalind asintió con impotencia.
Al verlo partir, Rosalind sintió de repente una cálida sensación en el corazón, sabiendo que no luchaba sola