Isabella
Así como las estaciones del año, la vida va pasando, incierta y desesperadamente. Lo tenía todo, me sentía dichosa al ser la esposa de Fernando Fernier, un prestigioso CEO encantador, que llenó mi vida de lujos a los que no estaba acostumbrada y me hizo sentir que era especial. Yo, Kaitlyn London, una joven maestra de 26 años, dedico mi vida a enseñar a los niños. Tras 3 maravillosos años de matrimonio, el sueño de continuar con mi legado prevalecía. Estábamos listos para pasar a la siguiente etapa de nuestras vidas, ambos añorando construir una familia, y creíamos que con la noticia de mi embarazo todo cambiaría; no sabíamos que ese sería el inicio de la pesadilla.
Mi vida cambió de blanco a negro en solo segundos; con mi primer aborto y la noticia de esa fatal enfermedad consumista que me robó la ilusión de formar una familia, pensé que todo estaba perdido. Aun intentando no perder la esperanza, luché por sobrevivir; acepté la posibilidad de un vientre en alquiler, sin saber que esa decisión me llevaría al final. me negaba a ver la realidad y aceptar que lo perdía con cada mes que pasaba. Me encontraba aislada, perdida; aún así, yo veía por sus ojos, me tenía en sus manos y con esas mismas manos me destruyó. Un accidente me hizo comprender que la vida no es color de rosas, que los engaños y las traiciones existen. Llegué a pensar que podría morir; me vi desarmada, sola y vacía. Lo perdí todo. Pensé que no podría superarlo, que todo había terminado para mí; sin embargo, encontré el camino, me caí y me levanté, caminando el sendero hacia la luz al final del túnel, al final, ellos llegaron a mi vida a cambiarlo todo y enseñarme lo que es el verdadero amor.