Sinopsis Livy, Olivia Damschroder, una chica de veinticinco años, pensaba que después de una noche de alcohol en exceso y seguro, no habría consecuencias, pero un par de semanas después se llevaría una gran sorpresa; con prueba en m, ese mismo día le tendría que decir a su jefe que pronto serian tres. Owen Kewlyn era un lobo solitario, con un corazón frío, solo una mujer podía derretir el iceberg que tenía por corazón: Olivia Damschroder y cuando esta le dijo que pronto serian tres, tal vez había llegado el momento de hacer una proposición que por supuesto estaba seguro no rechazaría. Pues no había conocido a ninguna otra mujer que hiciera que se pusiera a silbar la marcha nupcial. Todos los personajes y los hechos que se narran en la novela son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Leer másOlivia Damschroder
Despierto sobresaltada me siento en la cama al oír un ruido en el baño. El sol entraba por la ventana pegando de lleno en mi cara. Escucho el agua correr, me levanto por completo y veo que estoy desnuda, mis pies tocan con una suave alfombra. Veo alrededor y me doy cuenta que no estoy en mi casa, mi tapete es de uso rudo no tan suave como esto que están pisando mis pies.
¿Rayos, qué hice ayer?
Con el último que estuve antes de caer en la inconciencia fue con mi jefe, no sabía dónde me encontraba, ¿acaso había bebido tanto que no me acordaba que había pasado?
¿Cuántos mojitos había bebido la noche anterior? No logro recordar, tuvieron que haber sido muchos para sentir la cabeza a punto de estallar y la garganta reseca. Miro alrededor buscando mi ropa y veo un bulto de prendas al pie de la cama. Alcanzo a distinguir solo la ropa de mi jefe, el pantalón, la camisa y el saco, un zapato a mitad de la habitación.
Justo en este momento me doy cuenta que estoy metida en un gran problema. No podía simplemente haberme despedido de él después de la cena y ya. Me encontraba en mitad de la habitación y no había ni rastros de mi ropa, tomé la camisa y cubrí mi cuerpo, levanté la sabana esperando encontrar mi vestido y no lo hallé. Necesitaba salir de aquí lo antes posible.
Busco debajo de la gran cama y al fin lo encuentro junto con el brasier, me despojo de la camisa y con rapidez me visto, las bragas definitivamente no la hallo, tomo los zapatos y voy en busca de mi bolso y el abrigo, escucho que el agua deja de correr y entro en pánico, lo que no quería era verlo antes de salir, el corazón va a salir de mi caja torácica.
Trato de tranquilizarme, porque cuando estoy nerviosa tiendo a tirar todo a mi paso, respiro profundamente varias veces, escucho que se abre la puerta del baño lentamente.
¡Mierda, estoy perdida! ¡Has que no salga del baño por favor, te lo ruego!, pero no soy escuchada.
‒ Vaya, veo que por fin despertaste-su voz es ronca y sexy.
Hago como que no lo oigo y tomo mi bolso, pretendo no voltear. Mi cara de seguro esta de color granate, siento las orejas calientes y me sudan las manos.
‒ ¿Está todo bien?-me pregunta, le digo que sí con un movimiento de cabeza sin atreverme a voltear.
‒ Sí, sí, ehh, tengo que irme, se presentó algo urgente en casa-mi voz sale como la de un ganso al que están ahorcando.
‒ ¿Olivia, puedes voltear?
Volteo y paso saliva con dificultad, su cuerpo apenas lo cubre una pequeña toalla, como esa con que me seco la cara, ¿tiene que ser tan apetecible? Su torso está desnudo y unas cuantas gotas se deslizan por él, subo la mirada directamente a los ojos, esos orbes de un azul aguamarina, me miran con algo de deseo aún.
‒ Espera que me vista y te llevo a tu casa-me sonrió levemente, no lo hagas que me derrites.
‒ No es necesario, tomaré un taxi-digo apresurada.
‒ Por lo menos desayuna antes de irte, ya pedí que nos prepararan el desayuno, en un momento estará listo.
Definitivamente estamos en su casa, ¿no podíamos estar en alguna habitación de un simple hotel?, así no me vería tan expuesta. Deben estar sus padres en su casa o sus hermanos. ¡En que lio me he metido!
‒ Gracias, pero no tengo tiempo, nos vemos mañana.
‒ Hasta mañana-me mira con extrañeza.
Abrí la puerta y salgo como rayo de la habitación, por suerte no me encuentro con nadie en mi camino hacia la salida. Siento frio en mis piernas, tampoco encontré las pantimedias, me pongo el abrigo y espero a que pase un taxi, el frío en las mañanas está como para no salir de tu casa.
Se detiene el taxi y subo, le digo la dirección y no miro hacia atrás, solo puedo recordar cuando al salir de la cena fuimos a una discoteca cerca, no le había visto nada de malo, lo hacíamos de vez en cuando; si la cena terminaba temprano aprovechábamos y nos íbamos a divertir un rato, pero nunca habíamos llegado tan lejos ¿qué pudo haber ocasionado el que termináramos en su cama?
Definitivamente, no volvería a ingerir nunca más una gota de alcohol. La resaca me duraría todo el día, la cabeza ya no la aguantaba, la sentía a punto de estallar. Pero no era tiempo para lamentarse, lo hecho, hecho estaba, solo quería llegar a casa para poder darme una ducha, tomar algo para aliviar este dolor de cabeza y para ver si se me quitan estas ganas de vomitar. Si por lo menos hubiera aceptado el desayuno, no me sentiría tan mal. Miro por un momento hacia afuera, las calles están vacías.
Cuando el taxi llegó a mi destino, pagué el importe del servicio y corrí hasta llegar a la entrada del edificio donde vivía, lo bueno era que vivía sola y no tenía que explicarle a nadie porque no llegué anoche anterior a dormir a mi casa. Al pasar la puerta del departamento empieza a sonar mi móvil, miré la pantalla y aparece el nombre de mi jefe. Owen, tomo la llamada y contesto.
‒ Hola.
‒ Hola, Olivia, ¿ya llegaste a tu casa?
‒ Sí, acabo de llegar.
‒ Estaba preocupado, saliste muy apresurada, ¿lograste llegar a tiempo, por tu urgencia?
‒ Así es, mi gato se escapa si no estoy temprano en casa y es un gran problema para localizarlo-mentí, yo no tengo gato.
‒ Ok, espero que todo esté bien.
‒ Sí, gracias, no te preocupes.
‒ Nos vemos en la oficina.
Colgué, no tenía otra cosa que decir. No me preocupaba por las consecuencias que pudieran presentarse, vi una caja de preservativos en la mesita de noche, por lo menos alguien se acordó de la protección. Esto debe quedar en el pasado, espero que no se vuelva repetir. Yo nunca me comportaba de esa manera, era muy precavida, la responsabilidad es de suma importancia.
Después de toda la fiesta que hacen con sus tíos, antes de que se despidan de todos y se dirijan a la puerta es hora de cerrar el día con broche de oro, mis pequeños estarían más que felices con la noticia, eran una adoración, serían los cuidadores número uno de sus hermanos o hermanas, yo desde ahora estoy hablando en plural, no voy a perder las esperanzas hasta que tengamos los resultados finales en las manos, pedía con todas las fuerzas de mi corazón de que así fuera. ‒Mis amores, ya es hora de dormir, los abuelos tienen que descansar y Didier ya está a punto de quedarse dormido. Mi sobrino, creo que se durmió desde que cerró los ojos, es que los trillizos son de agotar a cualquiera, inventan aventuras y travesuras en menos de lo que canta un gallo, su cuarto está diseñado con toboganes, tirolesas y hasta una montaña para escalar, todo rodeado y con piso de espuma, donde se encuentran los juegos, porque ellos son de los que se lanzan y se suben a cualquier obstáculo que encuentran
‒Para nada, todo ha sido coincidencia ‒ digo porque eso fue lo que pasó.Pienso que si lo hubiéramos planeado no nos resultaba así de fantástico, pues estábamos ante un caso difícil de creer, no eran fechas exactas, pero estaba segura que se aproximaban la una a la otra, si bien los mellizos Morgan y nuestros trillizos se llevan unos pocos meses de tiempo, con estos podríamos llegar a tenerlos el mismo día o por muy poco diferencia.‒Así que entre las dos, puede que tengamos unos 4 o 5 niños más, yo pienso que deberíamos poner una guardería ‒ reímos por la ocurrencia, pero nada descabellada.Owen también piensa que será gemelar este embarazo, pues no podemos pensar de otra forma, a mí me gustaría que lo fuera de todos modos, es un trabajo arduo, no lo niego, pero entre todos hemos sabido como arreglárnosla.‒Eso creemos.Me gustaría en dado caso de que así fuera, que sean niñas, gemelas o trillizas, me daba igual, pero que esta vez nos dieran la sorpresa de ser niñas, como dijo Jeremy
Owen Kewlyn ‒Familia, les tenemos una gran noticia.Todos estaban atentos a lo que yo les fuera decir.‒Olivia, está embarazada.‒Doble.Vaticinó Jillie, al parecer Olivia y yo éramos los únicos que íbamos a tener embarazos gemelares, pues mi hermano, solo tenía a Didier y mi hermana, solo estaba embarazada de un niño, y decía niño, porque ya sabíamos el sexo de su bebé, buena era un decir, porque no estábamos seguro de que fueran dos o tres. ‒O triple ‒dijo Jeremy.Todos reímos excepto mi esposa, claro como ninguno de nosotros iba a pasar de nuevo por lo mismo, por eso nos pareció divertido.‒No lo creo ‒ dijo mi suegra, aunque ella también se había reído.‒Espero que sí ‒ dijo Olivia ‒ así ya no tendré que estar batallando cada embarazo y que sean niñas.Lo había dicho en plural, entonces ella también tenía la esperanza de que si fueran dos y además niñas.‒Cuñada, es broma, pero que sí sea niña, ya tenemos casi media docena de chicos ruidosos.‒Mis hijos no son ruidosos.A Ol
Owen Kewlyn Al llegar a casa, todas las luces de abajo estaban encendidas, me imaginaba la hazaña de los trillizos y su primo, a esta hora deberían de estar acostados, solo esperando a que llegáramos, para su beso de las buenas noches, pero como estaban todos, lo más seguro era que estaban jugando en la sala, hacían camping en medio de la sala, no sabíamos de donde sacaban tanta imaginación. ‒Solo quiero entrar y dormir. ‒ ¿Estás cansada? Le pregunto, porque una vez que cerremos la puerta de la habitación, quiero que me cumpla lo que me prometieron sus besos, no me va a dejar vestido y alborotado, para nuestra suerte los trillizos siempre habían tenido el sueño de corrido, uno despertaba primeo que los otros, pero eran unos minutos de diferencia, así que podríamos hacer lo que quisiéramos. ‒No estoy cansada, solo deseo acostarme un rato en tus brazos. ‒ ¿Solo acostarte? ‒Ya sabes a que me refiero. Precisamente a eso me estaba refiriendo, mi mujer era insaciable al igual que
Owen Kewlyn La reunión acabó con bombos y platillos, esas noticias eran las más esperadas, me encantaba volver a ser padre, que la vida me concediera ese privilegio, era lo que siempre había soñado y ahora por segunda vez estaba listo para recibir a mi pequeño o pequeña, eso lo sabíamos Olivia y yo, el sexo era lo de menos, estábamos encantados con ese trio lleno de travesuras.‒ ¿Nos vamos a casa?‒Claro que sí.Ya todos estaban recogiendo sus pertenecías, porque ya era hora de irse, nos acercamos para despedirnos, los Morgan estaban felices también, veía que lo más probable era que la seguirían en la casa de Matt.‒Bueno, amigos, estaremos visitándolos en estos días, esperamos con ansia la fiesta de cumpleaños del trio maravilla.‒Claro que sí, allá los esperamos ‒dijo Olivia.‒Todos están invitados, por supuesto.Los adultos no se perdían tampoco las fiestas infantiles, ellos también se divertían, ayudaban con los niños y los cuidaban, pues eran tíos, abuelos y cada quien mostra
Pasamos la siguiente hora arreglándonos para la cita, mi madre está en la habitación de los niños, papá y Gabriel en el despacho y Jillie maquillando a Olivia, sí, sabemos que Jeremy se aparecerá de un momento a otro, es de los que no se pierde una velada con sus sobrinos, vendrá con su esposa e hijo. Mis suegros también se reunirán en una hora, todos están al pendiente de los niños, es que no es por presumir, pero nuestros niños son los más amorosos del mundo, tienen un ángel para las personas que los conocen, son educados y respetuosos. Escuchamos como los niños forman un alboroto, ya llegaron mi hermano y su familia, de seguro los niños quieren jugar con Didier, este es muy cariñoso con sus primos y ellos lo cuidan mucho, me imagino que así serán con sus demás hermanos y hermanas cuando los tengamos, lo digo en plural porque nunca se sabe. Dentro de una semana cumplirán los cuatro años, están creciendo a una velocidad acelerada, vamos a celebrarlo en casa de mis p
Último capítulo