Capítulo 7: El despertar de la señora ValenteLa luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas de seda gris, despertando a Elena. Por un segundo, se sintió desorientada. Las sábanas eran demasiado suaves, el colchón demasiado cómodo y el aroma en el aire —una mezcla de sándalo y café recién hecho— no pertenecía a la pequeña habitación que había compartido con Marcos.Abrió los ojos y vio el techo alto y moderno de la mansión Valente. Los recuerdos de la noche anterior la golpearon de golpe: la gala, el vestido negro, la cara de terror de Marcos cuando la policía se lo llevó y, sobre todo, la mano de Damián en su cintura, protegiéndola contra el mundo.Se giró en la cama enorme. El lado izquierdo estaba vacío y frío. Damián ya se había levantado.Elena se estiró, sintiendo una extraña satisfacción. Por primera vez en tres años, no se despertaba con una lista de tareas domésticas gritada por un marido ingrato. Hoy, se despertaba como una ganadora.Tomó su teléfono de la me
Leer más