Juniper se ajustó el elegante vestido negro, que se ajustaba a sus curvas a la perfección, dándole un aspecto elegante, pero sin que la gente lo notara. Se miró en el espejo. Su reflejo era perfecto, pero no se parecía a ella. La mujer que le devolvía la mirada parecía sacada de una fiesta elegante, y era el complemento perfecto para el hombre corpulento que tenía a su lado. Pero la preocupación la carcomía y su mente corría a mil por hora.Callum entró en la habitación, y su presencia era tan fuerte como siempre. Su esmoquin le sentaba a la perfección, como si hubiera sido hecho a medida: elegante, preciso y perfecto. La miró en el espejo, y una leve sonrisa, casi invisible, se dibujó en sus labios, pero no llegó a sus ojos."¿Estás lista?", preguntó en un susurro, casi demasiado tranquilo.Juniper asintió, aunque le dolía la garganta. "Terminemos con esto".La gravedad de la situación la golpeó mientras caminaban hacia la entrada. Esto no era algo más. No eran dos personas que iban
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