Me despierto. Abro los ojos lentamente y los vuelvo a cerrar, porque me pesan. Tengo la cabeza llena de niebla espesa y me vuelvo a dormir sobre mi funda nórdica azul durante horas. No sueño. No puedo crear imágenes. Todo es oscuro y relajado.El sol de mediodía se deposita en mis párpados, me olvidé bajar la persiana. Los abro, me deslumbro y me levanto lentamente de mi cama. Está hecha, cuando llegué me tumbé tal cual, sobre ella, y he acabado sintiendo frío.Me noto la garganta inflamada y me duele al tragar. Un moquillo se desliza por mi nariz, mierda, ¡me he resfriado! Me levanto lentamente, tengo el cuerpo reseco, rasposo, y veo que estoy llena de arena fina, por mis piernas, mis brazos, mi ropa y mi cabello que se ha vuelto a encrespar. Miro mis zapatos de tacón, sí, allí también hay, por las suelas e incluso dentro de ellos. No me apetece ducharme tal y como estoy, pero lo tengo que hacer.Voy hacia al lavabo, me bajo las bragas y meo. Me doy cuenta, que las tengo manchadas d
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