Théo se dio cuenta de que la mujer no estaba de buen humor; sin embargo, él tampoco lo estaba. No obstante, sabía que las cosas solo podrían empeorar de ahí en adelante.—Está bien, entendí lo que pasó, Maia, no necesitas decir nada más, no te preocupes, encontraré una solución para esto.Ella lo miró de soslayo, pero sin dejar que él lo notase.—Voy a llamar y pedir la cena en la habitación. Calmaremos los ánimos hoy; mañana será otro día y veremos qué sucederá.Ella volvió a mover el celular, ignorándolo.Algunos minutos después, la cena llegó a la habitación. Ella se sentó cerca del balcón del cuarto, donde había una pequeña mesita con dos sillas, y empezó a comer. Pronto, Théo se sentó a la mesa. Los dos comían en silencio, ignorando la presencia del otro.Pasadas algunas horas, oyó un golpe en la puerta. Como Théo estaba en el baño, Maia atendió. Era Stefani.—Buenas noches, Maia… —La saludó, pero estaba mirando hacia dentro del cuarto, con la esperanza de ver a Théo. —Extrañé a
Leer más