Leticia salió del lugar, no solo para esperar al médico, sino también para poner sobre aviso a las demás empleadas, y es que no solo Ares había regresado, sino que la señora Pilar de Duarte, también estaba allí, algo que el magnate no quería que nadie supiera, al menos nadie fuera de la mansión.Mientras tanto, las manos de Ares se levantaron temblorosas, y cuando estuvieron a casi tres centímetros del vientre de Pilar, se alejaron, tomó aire de forma exagerada, para luego sentarse con cuidado al lado de la joven, sus ojos vagaron por su rostro un segundo, dándose cuenta de lo demacrada que estaba, y aun así Ares la encontraba hermosa.Pero nuevamente el movimiento en su vientre llamó su atención, si tan solo fuese su hijo el que ella cargará, estaba seguro de que la imagen que tenía frente a él sería la más perfecta del mundo,Leticia le había colocado el pijama del magnate, al menos uno de los tantos que tenía, de algodón, manga larga, y por supuesto holgado, aun así, a pesar de que
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