Había una regla no escrita en la familia Moretti: solo se tomaban en serio las decisiones que podían cambiarlo todo.Todo lo demás, lo impulsivo, lo pasional, lo que carecía de estrategia, no valía la pena discutirlo. Luca había crecido rodeado de ese pensamiento. Desde niño aprendió que los números eran más importantes que los sentimientos, que las decisiones se medían en beneficios, y que cada movimiento debía tener una razón de ser.En la mesa de los Moretti no había espacio para errores.Su padre, Enzo Moretti, había construido un imperio con esas reglas. Un hombre que nunca dejaba nada al azar, que cada decisión que tomaba estaba respaldada por una estrategia y que siempre se aseguraba de tener el control. Luca lo había visto dirigir reuniones con la misma calma con la que cortaba su carne en la mesa familiar, sin perder el ritmo, sin levantar la voz. Siempre con el dominio absoluto de la situación.Frente a él estaban sus hermanos.Alessandro, el mayor, había heredado la discipl
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