Una semana después de haber asumido el control del A.S. Vittoria, Luca comprendió algo con absoluta claridad: el fútbol no se ganaba solo en la cancha.
Desde el primer día, las reuniones con su equipo técnico, las conversaciones con jugadores y las largas noches revisando contratos le demostraron que la verdadera batalla no era únicamente deportiva. Era financiera, política y estratégica.
Un club sin dinero no podía competir.
Un club sin influencia no podía sobrevivir.
Y aunque Luca Moretti no tenía experiencia en la gestión de un equipo, sabía perfectamente cómo moverse en el mundo de los negocios.
Más de dos décadas como parte de la familia Moretti le habían enseñado que el poder se construía con relaciones. Y si Vittoria quería resurgir, necesitaba más que buenos fichajes y entrenamientos duros. Necesitaba aliados.
Por eso, una semana después de su llegada al club, decidió empezar su propio juego.
Era hora de mover sus influencias.
Reunión con Valeria D’Alessio – La Hija del consej