El amanecer encontró a tres personas rodeadas de laptops, cables y demasiado café.Valentina no había dormido. Diego tampoco. Y Ricky, que había llegado a las cinco de la mañana con equipo de hackeo que probablemente era ilegal, parecía vampiro cafeinado.—No podemos devolver el documento. —Diego miraba las fotos en la laptop de Valentina—. Ya lo fotografiamos. Klaus sabe que sabemos.—Entonces nos adelantamos. —Valentina se sirvió más café, su quinta taza—. Lo exponemos públicamente. A él y a Miranda.—
Leer más