Mundo ficciónIniciar sesiónLos primeros siete minutos fueron los más largos de mi vida entera.
Me aferré desesperadamente al vidrio grueso y reforzado de la ventana de la UCI con ambas manos, golpeándolo con los puños cerrados hasta que mis nudillos se volvieron completamente rojos y empezaron a sangrar levemente, gritando el nombre de mi hermana con una voz tan desgarrada que no reconocía como mía propia.
Diego me sostenía desde atrás con brazos de acero inquebrantable, evitando que colapsara completamente contra el suelo de linóleo barato mientras mis piernas cedían bajo el peso aplastante del terror más absoluto que había experimentado jamás.







