Mundo ficciónIniciar sesiónEl vestido era una declaración de guerra.
Rojo sangre. Escote que prometía sin revelar. Corte que abrazaba cada curva como segunda piel.
Valentina lo miró colgado en la puerta de su habitación, la etiqueta de Valentino aún prendida: cuarenta y ocho mil pesos. El precio de tres meses de renta en su departamento de la Condesa.
—Es demasiado —dijo, consciente de que Diego esperaba al otro lado de la puerta.
—No lo es. —Su voz atravesó la madera—. Klaus te vio vulnerable cuando ofreció sobornarte. Esta noche quiero que te vea y se arrepienta de ha







