AMBER PIERCENi siquiera recuerdo bien cómo regresamos a casa. Después de hacerlo varias veces en ese burdel, me cubrió con su saco y salimos de ahí, directo hacia el auto, donde me puso sobre su regazo y siguió besándome hasta que nuestros labios se desgastaron. No era la pasión de cada noche, era algo más intenso, algo más profundo, y al llegar por fin al dormitorio volvimos a estar juntos. Él no parecía querer parar y yo deseaba que no lo hiciera. Mi cuerpo vibraba queriendo ser suya, no esa versión que se esforzaba por ser alguien que no era, esta vez era yo, Amber Pierce, entregándome por completo, mientras que Byron me tomaba con hambre y desesperación, reclamándome como suya con tanta violencia y ferocidad que yo acepté serlo, entre jadeos y gemidos. Cuando desperté, estaba más adolorida que otras veces. Pasé la mano por el colchón, buscando su cuerpo. Abrí los ojos de par en par cuando descubrí que estaba sola. Me senté, escondiendo mi cuerpo con la sábana y el cabello hecho
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