Katherine salió enseguida al encuentro de Jasper, con la preocupación pintada en el rostro.—¡Cariño! ¿Estás bien? —preguntó, intentando tocarlo.Pero Jasper la empujó. No fue un golpe, pero sí un rechazo brusco, nacido de la ira que todavía corría por su cuerpo. Katherine perdió el equilibrio y cayó sentada sobre el sofá, aturdida.Por un segundo, sentí lástima por ella. Verla así, despreciada por el hombre por el que había traicionado todo, era patético.Pobrecita..., pensé, pero mi compasión duró un parpadeo. Se lo merece. ¿Qué esperabas, Katherine? ¿Que te tratara como una reina cuando acaba de perder su orgullo?.Jasper nos lanzó una última mirada, cargada de veneno, y salió de la reserva dando zancadas largas, desapareciendo entre la multitud del club.Katherine, desde el sofá, levantó la vista. Nos miró a Damián y luego clavó sus ojos en mí. Había rabia en su mirada. Pura y dura rabia. La miré confundida, ladeando la cabeza, fingiendo no entender por qué me miraba con tanto odi
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