POV Elena
No sé cómo explicarlo… fue como un destello que me atravesó entera. La reconocí en un instante, en la piel, en la memoria, en ese lugar interno donde las cosas no tienen lógica pero sí peso. Alcé la mirada y ahí estaba Carlos.
Demasiado cerca. Con esa misma expresión que me había perseguido incluso al despertar.
Y por un momento —un momento breve, imprudente, peligrosísimo— sentí cómo la respiración se me quedaba atorada en el pecho.
Él también acababa de entrar. La camisa impecable, el saco en la mano, el cabello ligeramente húmedo como si hubiera salido de la ducha minutos antes. Pero lo que me golpeó no fue su apariencia, sino la sensación inmediata, visceral, de reconocimiento. Algo en su cercanía me trastocaba el pecho como si todo mi cuerpo recordara antes que mi mente.
Me atraganté con mi propio aliento.
—¿Estás bien? —preguntó él, sujetándome del codo para evitar que cayera.
Ese contacto, tan simple, tan neutro, me atravesó como un rayo. No sé si fue s