Los días pasaron lentos desde el ataque. Collin se aisló por completo, negándose a salir de la cabaña. No tenía fuerzas. Cada vez que se miraba en el espejo, veía las marcas de lo ocurrido: el rostro aún dolorido, la nariz hinchada y roja. Se sentía fea. Pequeña.Aquella mañana, como tantas otras, permaneció acostada, mirando la nada. Sabía que Liam ya había salido, probablemente resolviendo algo importante, pero no le importaba.Entonces, de repente, las ventanas del cuarto se abrieron de par en par.La luz del sol invadió la habitación, cálida y deslumbrante. Collin entrecerró los ojos, intentando adaptarse a la claridad, cuando la voz grave y firme de Liam resonó por el cuarto."Ya basta de esto."Antes de que pudiera reaccionar, él cruzó la habitación con pasos firmes, deteniéndose al lado de la cama."Levántate y sal de este cuarto, hembra."El estómago de Collin se revolvió de rabia."¡Ya dije que no me llames así!"Liam no retrocedió."Levántate.""Yo no quiero salir de aquí. D
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