Sombras y deseo (4ta. Parte)
La misma nocheIslas MaldivasDavidTontería era no hacer nada. No podía simplemente ignorar el comentario de Cristal sobre el hombre que nos vigilaba, porque en el fondo temía lo peor: que el desgraciado de mi padre hubiera descubierto que seguía vivo.Bastaba una pequeña duda para que me cazara como a un animal.Y no, no sería para abrazarme ni pedirme perdón por haberme disparado, sino para vengarse por haberlo mandado a la cárcel con mi engaño, incluso asesinarme. Esa simple idea me helaba la sangre. En una forma retorcida, el cabrón seguía teniendo poder sobre mí. Además, era mi obligación proteger a Cristal. No podía permitir que, por mi culpa, alguien la lastimara.Entonces luego de robarle un beso, me encaminé por la playa, observando con atención cada rostro a mi paso. No era la primera vez que lo hacía; en este tiempo había aprendido a leer a las personas por su lenguaje corporal, su vestimenta, su manera de moverse. No era un experto, pero sabía detectar a quien mentía sobr
Leer más