Sombras y deseo (2da. Parte)
El mismo día
Las islas Maldivas
David
Lo reconozco: todavía el sabor de sus labios me quema. Su actitud me confunde, y llego siempre al mismo punto: tengo miedo… miedo de lo que ninguno de los dos se atreve a repetir en voz alta. Pero dejé de pelear con ella y la besé con el alma, con todo lo que tenía contenido.
Ese fue el inicio de un viaje de besos ardientes, de caricias prohibidas, de gemidos y jadeos en los que me adueñé de su piel. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que nada más importaba.
Pero ahora, que amaneció, el miedo me carcome. ¿Y si se arrepintió?
¿Y si lo que para mí fue una conexión real, para ella solo fue una fuga… una noche más que querrá olvidar?
Me paso las manos por el rostro, intentando recomponerme antes de volver al camarote. Respiro hondo… La encuentro en el borde de la cama, con la espalda recta y la mirada perdida. La sábana apenas cubre sus hombros. Por un instante pienso en callarme, fingir que nada pasó.
Pero entonces se gira, y todo intento de mant