Charlas, trampas y más (1era. Parte)
El mismo día
Londres
Prisión Estatal
Blake
Malo o bueno, había convivido demasiado tiempo con la bruja de Estela. Y eso, sin querer, me había dejado indefenso… capaz de caer en cualquier trampa suya. Pero también me había enseñado a leerla: el temblor de sus labios, el brillo en los ojos antes de mentir, ese silencio que siempre escondía algo.
Era una especialista en el engaño. Acercarse a ella era como caminar sobre la arena del desierto: no había huellas que seguir. Aun así, algo en su mirada la delataba. Arrancarle la verdad sería perder el tiempo. Tal vez lo mejor era acorralarla, dejar que cayera sola en su propio juego.
Y ahí estaba, detrás del vidrio de la sala de visitas. Me observaba con esa mirada que podría incendiar un bosque. Apretaba los labios, conteniendo una furia vieja. Cuando al fin tomó el teléfono, su voz sonó firme, pero herida.
—Antes tenía miedo, pero hasta eso me quitaste cuando asesinaste a David.
Sonreí, inclinando apenas la cabez