BrunoEl sol se filtraba entre las nubes grises de la mañana, proyectando destellos irregulares sobre el asfalto. Mis manos estaban en los bolsillos del pantalón, el rostro impasible mientras observaba la escena frente a mí. Cindy abrazaba a Rocío con fuerza, sus cuerpos temblando por una mezcla de nostalgia y alivio. No me acerqué. No soy ese tipo de hombre. Me limité a mirar, memorizando la forma en que sus dedos se aferraban, como si quisieran detener el tiempo.Dan cerró la última maleta y la cargó en el maletero del coche de lujo que había mandado para ellos. Negro, impecable, con vidrios polarizados. No era ostentación, era seguridad. Dan se acercó después, su expresión tensa, pero sus ojos reflejaban gratitud.—Gracias por todo, Bruno —dijo, extendiendo la mano. La estreché con firmeza, sin palabras.. Él sabía lo que eso significaba—. La casa, el dinero… No sé cómo podré devolverlo.—No tienes que hacerlo —respondí, breve.Asintió, comprendiendo que ahí terminaba la conversació
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