El viento mecía las cortinas del ventanal cuando llegué a su casa. Claire me abrió la puerta con una sonrisa cansada, pero sus ojos decían lo que sus labios no: “ha tenido días mejores, pero está avanzando.”Alice estaba en el sofá, con una manta sobre las piernas, el cabello suelto cayendo como un río dorado sobre los hombros. Parecía más tranquila, aunque había en su mirada algo distinto, una especie de niebla que empezaba a disiparse.—Hola —susurró cuando me vio. —Hola, pequeña luz —se me escapó sin pensarlo.Sus ojos se abrieron un poco más. —¿Qué dijiste?—Nada —mentí torpemente, aunque mi pecho se contrajo. “Pequeña luz”… No sabia porque lo habia dicho, No podía saberlo. Y sin embargo, lo dije.Ella frunció el ceño, tratando de atrapar un recuerdo huidizo. —A veces… —dijo bajito— me vienen imágenes. No sé si son sueños o recuerdos. Estábamos en un campo, había girasoles… y tú me dabas la mano.No pude respirar por un segundo. Los recuerdos,¿ Quizas, estaban llamando a su pue
Leer más