Valeria seguía paralizada, sus dedos apretando con fuerza el vaso de té helado. Aún estaba en shock.Este era su lugar, su escondite anónimo, definitivamente esto ya se estaba volviendo rutinario, cada escape a ese lugar terminaban con él, ¿Desde cuando esto se volvió natural? . Verlo aquí, sentado a su lado como si fuera la cosa más normal del mundo, era una invasión que su cerebro no podía procesar.Adrián, ajeno o quizás disfrutando visiblemente de su confusión, sonrió de lado.—Veo que no me esperaste y ya empezaste a comer sin mí —dijo, su voz con un toque de burla que rompió el silencio de la tienda de conveniencia.Con una calma exasperante, comenzó a sacar la comida que traía en la bolsa de papel, colocándola sobre la estrecha mesa que daba al vidrio. El olor delataba que era comida real, caliente.Valeria todavía estaba sorprendida. Sus ojos, muy abiertos tras sus gafas, se movían de las cajas de comida a su rostro perfectamente tranquilo.Él actuaba como si hubieran quedado
Leer más