83. CONTINUACIÓN
EL SEÑOR DEL INFRAMUNDO:Podía sentir las llamas pestañear débilmente a mi alrededor, proyectando sombras tambaleantes en las paredes de piedra. Mi mirada se clavó brevemente en Sirius, quien había escuchado todo, a la espera de que emitiera mi veredicto. —Vamos a esperar unos días, Sirius —dije al fin—. Si no lo hace, abriré el ataúd y le daré de tomar de la sangre de ella. Mientras tanto, yo cuidaré de Sol y veré cómo apago su luz. —Muy bien, si usted considera que es lo mejor, lo haremos así —dijo, bajando la cabeza ante mí—. Señor, cuídela de los lobos. —¿De los lobos? —pregunté de inmediato—. ¿Para qué querrían los lobos a Sol? —Me parece que su parte loba es mitad del hijo del Alfa Tenell —me informó Sirius, y pude ver que había investigado—. Sí, pero al parecer no puede tener dos mitades. Por un instante, mis pensamientos se volvieron un torbellino caótico, tratando de procesar lo que Sirius acababa de decir. Mis ojos buscaron los suyos, tratando de confirmar si esa i
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