87. EN EL INFRAMUNDO
ARDAD:
En la superficie, estoy rodeada de demonios que no me dejan escapar. A pesar de que desarrollo todo el poder del cuerpo de mi hermana, no logro liberarme. Sé que no puedo usar mi nuevo poder porque no funcionará, ya que lo obtuve de ellos, los demonios que me atacan.
Así que dejo de ser agresiva y comienzo a contonearme. Sé que mi hermana es muy bella y deseada por todos. Los demonios se miran entre ellos y se detienen. Uno de ellos se me acerca y empieza a acariciar mi rostro, pero una fuerte llamarada lo desintegra junto a todos los demás. Me asusto y trato de escapar, pero soy atrapada y transportada hasta las profundidades del inframundo. Reconozco perfectamente la habitación; es el salón del trono del señor del inframundo.
—¿Dónde está, Sol? —me interroga personalmente.
—No sé de qué hablas, no tengo idea de por qué me preguntas eso —contesto sin mirarlo.
—No soy paciente —me advierte. —Responde antes de que lo averigüe a mi manera.
Suelto una risa que trato que suene n