86. ERES UNA HIJA DEL FUEGO
SOL:
Todo parecía irreal, demasiado grande para entenderlo. Una parte de mí quería alejarlos, no escucharlos más. Pero otra, la que lentamente despertaba desde lo más profundo de mi ser, sabía que necesitaba la verdad. Ellos quieren protestar de nuevo, pero el abuelo les da una mirada furiosa y no les queda más remedio que marcharse.
—No dejaste ni que habláramos con ella —escucho a mamá regañar a papá cuando se alejan—. Tenías que traerla a tu padre enseguida; ¿lo viste? No dejará a Sol nunca más, será su nuevo juguete.
—No es así, papá solo está feliz —dice papá Flair—. Es su primera nieta y ha heredado sus poderes, ¿o no te diste cuenta de cómo se conectó con ella enseguida? Papá la hará muy poderosa. Y ya viste, obtuviste lo que quisiste sin pedírselo.
—¿A qué te refieres? —pregunta mamá.
—Papá no permitirá que ella se case por ahora —dijo papá. Eso me llenó de alegría.
—Tiene razón. Pero quería ser yo quien enseñara a mi hija las primeras cosas. Ahora resulta que el rey lo hará,